Los días previos

Recuerdo haber estado esos días previos al llamado “estallido social” muy expectante a las noticias “manejadas” que emitían los canales, con las manifestaciones de los estudiantes en diferentes zonas de Santiago y regiones. Si mal no recuerdo, se venía dando y haciéndose sentir el descontento de los cabros días anteriores al 18, en donde explotó esto, con ellos como figuras determinantes a este proceso de, yo diría, una nueva rebelión popular de masas, gatillada por los estudiantes y que se hizo eco en la población a nivel nacional generando lo que ya conocemos.
Para mi los héroes son los cabros estudiantes.

Los días siguientes: organizarse desde la pobla para copar el centro

Los días siguientes a todo lo anterior hablado, empezamos a reunirnos con nuestras organizaciones para difundir y apoyar las convocatorias que se hacían para ir al centro de Santiago, en donde la gente iba como nunca a demostrar su descontento acumulado por tanto tiempo.

Recuerdo haber ido con mi hijo Marcos a casi todas las marchas masivas que se hicieron hacia Plaza Dignidad, donde veía con satisfacción la adherencia de la gente que llegaban desde sus trabajos a manifestarse.

La importancia de la juventud y la desconfianza frente al futuro

La importancia histórica para mi de todo lo que ha pasado está en el accionar de una juventud estudiantil organizada, consciente de los abusos por parte de la clase política fascista y de algunos de los que han usufructuado de la política en los gobiernos de turno a lo largo de estos años; eso los cansó. El ver a sus familias soportar tanto abuso los cansó y los hizo actuar con métodos que nosotros como adultos debimos haber hecho.

El futuro personalmente lo visualizo con muy poca confianza en creer que haya una mejora sustancial para la clase trabajadora en cuanto a reformas y arreglos económicos y sociales.

Los poderes fácticos siguen y seguirán actuando y manejando los lineamientos de este país. El cambió sustancial y de fondo que todos anhelamos lo veo en realidad muy difuso. Los cocineros de siempre ya tienen sus cocinas arregladas para echar mano.