Luego de una jornada intensa de manifestaciones, cortes de calles y miles en las calles, las emociones se mezclan entre gritos de justicia y la decisión resuelta de terminar con tanta desigualdad.
Ya había llegado el “toque de queda” que me recordó lo peor de la dictadura, cerca de las 20:00 horas de aquel 20 de octubre de 2019 en Alameda con Las Rejas, al costado del memorial que recuerda a Luis Alberto Silva Jara, “el Chakita”, asesinado en otro estallido, el de la “alegría que no llegó el 88”…
Algo cansados nos pusimos a caminar hacia el sur rumbo Luis Infante Cerda.
Emocionado, observo como esta maravillosa generación que nos despertó tenía tanta humanidad en su entrega que era capaz de dejar “montoncitos” de alimentos para perros callejeros. Cada cincuenta metros, al costado de la Villa Japón, por Las Rejas, y en un acto generoso, parte de lo que se le había quitado y expropiado al poderoso y usurero “Supermercado Líder” horas antes, ahora alimentaba la vida de perros callejeros.
Así de generoso fue el estallido, así de transversal, así de digno.
¡Hay tanto que aprender de los y las jóvenes!